martes, 20 de mayo de 2014

La actividad física como motor de vida.

La actividad física supone un factor protector contra el deterioro de las capacidades cognoscitivas como la memoria, concentración, atención, percepción, etc. Ello provoca que los pacientes con Alzheimer obtengan la prevención, mantenimiento y ralentización oportuno del volumen cerebral, evitando el rápido deterioro del mismo.
Mediante la fisioterapia y la psicomotricidad se utilizarán agentes físicos que persigan la prevención o mejoría del /la usuario/a, término que no sólo supone la pérdida de capacidad, sino cualquier tipo de alteración de la misma. La psicomotricidad será entonces la relación mutua entre la función motriz y la capacidad psíquica englobando el componente socio-afectivo. Será pues una reeducación  encaminada a la integración progresiva de las adquisiciones de conocimiento y acción. Este concepto nos llevará a eliminar términos ya utilizados como deficiencia cognitiva o física. 
Todo ello proporcionará unos resultados a lo largo del tiempo enfocados en:
  • Estimular el gesto y el movimiento corporal tanto en la motricidad fina como en la gruesa provocando, en determinadas situaciones, la producción de actos voluntarios, libres y creativos.
  • Reforzar las habilidades y destrezas que aun posean favoreciendo el mantenimiento de las mismas el mayor tiempo posible.
  • Regenerar y potenciar las relaciones sociales y las interacciones con el entorno físico y humano.
  • Mejorar la precisión y control de los movimientos.